Lo reconozco, estoy indignado. Indignado de “muto propio” como otros tantos que un 15 de Mayo se echaron a las calles ante la alarmante situación que llevamos cocinando desde hace años. Creo justo que para poder criticar, primero haya uno de mirarse interiormente y pueda así comprobar donde saltan mis primeras alarmas: Nos hemos tragado el cuento de la España elitista, de esa España como pieza angular de la mal llamada Unión Europea y aliada fundamental de dos superpotencias, EEUU y Reino Unido, en sus quehaceres cotidianos. Nos colocaron un anzuelo tan jugoso como surrealista y picamos hasta la garganta. Sino me expliquen porque hasta hace relativamente poco, un mileurista estrenaba piso a la vez que Mercedes, renovaba el móvil a la par que su peinado y mandaba a sus hijos a clases particulares de Squash. ¿Qué cómo lo conseguía? Sencillo, sustentando su nivel de vida de la siguiente forma:
- Cariño necesitamos dinero para mi vestido, la pulsera que me prometiste, el regalo del abuelo, salir a cenar fuera, nuestras vacaciones en Punta Cana y esa videoconsola tan chula que quiere nuestro hijo de 5 años, porque te recuerdo ¡que tenemos un hijo! ¿Lo has apuntado todo?
- Ajá. Lo tengo todo, no te preocupes que mañana se lo llevo a Julián, que es como de la familia, y me sube la hipoteca de 50 a 55 años. ¿Ves qué fácil? No nos vamos a enterar ni de cuando lo hemos pagado.
¿A qué les suena la escena? De ese 73% que dice hoy estar indignado, ¿cuántos han vivido por encima de sus posibilidades? No se puede tratar al mundo por gilipollas y cuando te dejan cara de gilipollas decir que la culpa es exclusivamente del cabrón de Julián.
Lo siguiente es ver como Julián y sobre todo sus jefes han actuado a imagen y semenjanza de lo descrito unas líneas más arriba. Si lo analizamos a gran escala: Han vivido por encima de sus posibilidades (concediendo créditos a mansalva acompañados de fuertes intereses), han usado ese dinero que no era suyo (o al menos no lo habían recibido todavía) para poder invertir en otras operaciones (¿se acuerdan del Mercedes y las clases de Squash?) con las que obtener mayor beneficio (especular, para que nos entendamos) y finalmente no han podido hacer frente a todos los pagos que habían contraído por su falta de liquidez (ya sea por el capullo/a de antes, por haber perdido el trabajo o por la mezcla de ambas, gran parte de la población no ha podido seguir pagando los desproporcionados créditos que contrajeron).
Ahora bien, ¿cuál es la diferencia entre unos y otros? Muy fácil. Tan fácil que podría ser el título de una mediocre película americana de sobremesa los domingos: ¡Papá Estado al rescate! Así, mientras los bancos y demás instituciones financieras son rescatados con la excusa de “no preocupar a los mercados”, los ciudadanos ven recortados sus servicios públicos y sociales con la excusa tan original de... “no preocupar a los mercados”. Por tanto es preciso concluir que: Un mismo problema, resuelto a través de una misma fórmula, da dos soluciones totalmente opuestas. Y es que entre ricos y pobres, dos y dos nunca son cuatro.
Aitor Santos
Twitter: @Aitorete10
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