Es increíble que se acabe otro día, parece que hace un minuto ha sido cuando me he levantado, he tomado un café de mala manera, he mirado en el espejo y pensado aquello de: “¿a dónde vas tú con esa cara moustro?”.Ahora, dieciséis horas después, me siento en esta silla, enciendo el ordenador y una calle llena de farolas actúa como paisaje de fondo tras esta ventana. Después del rutinario “mamoneo cibernéntico” (actividad que consiste en aprovechar la oferta lúdica que Internet posee) le doy al play a un podcast de “A todo jazz” de Radio 3 tengo que señalar que, es una maravillosa forma de disfrutar de tus programas preferidos a cualquier hora del día y, por lo tanto, me considero una auténtico admirador de la “madre que parió al podcast”. Un trompetista llamado Freddie Hubbard, el cual desconocía hasta ahora, me sirve como hilo conductor para adentrarme en el mundo de las ideas y el conocimiento que, aunque parezca mentira, Internet también lo ofrece. Periódico digital aburrido por aquí, noticia caótica por allá, video peculiar, obsceno e irresistible que se cruza y, al final acabo en un blog que me recomendaron. Analizando este blog y con un tema espectacular de Miles Davis en el ambiente, leo y releo asuntos que me sorprenden más por su orginalidad que por su contenido, me gusta, me motiva y quiero escribir, tengo muchas ganas de ponerme escribir. Vaya situación graciosa, un joven escuchando jazz con ganas de escribir, que bohemio suena ¿no? Pues la verdad es que no, siempre me ha apetecido tener mi blog o un sitio web donde poder crear en momentos como este pero, habitualmente me han frenado esas frases como: “Un blog pero...si eso es una perdida de tiempo y a ti quien te va a leer” o “Tu idea además de una tontería, me recuerda a una que no me acuerdo del nombre…” pero y ahora que lo pienso… ¿Y ellos que c*** sabrán?
Madre mía como sienta el jazz a estas horas de la noche, continuando con el tema, esto no es más que un ejemplo de lo que me ocurre con la gran mayoría de la sociedad en la que vivó, en donde criticar a alguien que quiere ofrecer algo o intentar cosas nuevas es lo más normal y, por otra parte, nunca serán capaces de acompañar sus críticas con algún motivo consistente o con alguna vía ingeniosa para saciar tus ganas de emprender solo: críticas, zancadillas y burlas. Pero estos mismos que jamás te apoyan, son los mismos que te encontrarás a las ocho de la mañana en el metro, día tras día, con ganas de morirse y, mientras tú piensas que cosas nuevas ofrecer, ellos la única ilusión que albergan es que en unos días tendrán un “feliz” fin de semana.
No arriesgan ni buscan nada nuevo, mientras se pudren en una monotonía asfixiante y, por otro lado, malgastan sus escasas energías en mofarse del inconformista que fracasa por arriesgar. Yo quiero arriesgarme y, por eso, para mí sería un auténtico placer poder compartir un blog con estos maestros de la originalidad y, en esta “traanquila” noche acompañado de la trompeta de Miles Davis que suena todavía de fondo, regalarles una frase que nunca se separa de mí y que siempre me anima a la hora de hacer cosas nuevas:
“Tu ya sabes que eres un genio ahora… muéstraselo al mundo”.
Alber Sanz
Twitter: @Albersanz220
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